
- Alex Avsolomovich Callejas, militante de la ciudad de Valparaíso
Bien se observa en el PDC que las inquietudes de nuestros dirigentes y militantes activos se relacionan con la próxima elección parlamentaria. Unos, para mantener el actual pacto electoral desde la DC al PC y otros, para revivir la alianza con el socialismo democrático. Incluye al PS, al PPD, al PR y a otros grupos, para distinguirlos en amable competencia con el Frente Amplio y el PC. No faltan quienes, con un pensamiento vigoroso y realista, pero estricto en la selección de candidatos, piensan en la opción de afrontar solos el desafío. Esto es lo grueso, porque ya hay algunos que, ante la situación interna del PS, piensan en una concertación más pequeña: DC, PR, PPD, FRVS y alguien más. Parece que se ahogó en su cuna, sin mayor análisis, la propuesta del diputado don Ricardo Cifuentes Lillo, de buscar alianzas con partidos de centro derecha.
Son todos intentos de sortear el fatídico mínimo de obtener, a lo menos, el 5% de la votación total, o lograr un número mínimo de diputados, utilizando los arbitrios que el sistema permita. Ya después se verá lo que haremos para seguir presentes en la historia nacional.
En cuanto a la doctrina y a la propuesta programática para resolver cada uno de los problemas que ha detallado recientemente nuestro senador don Francisco Huenchumilla Jaramillo, todos sostienen que hay que proyectar la primera mediante un programa que dinamice las voluntades y encienda las esperanzas, sintetizado, por ejemplo, en “gobernar es educar” o “revolución en libertad”. Sin ello, en definitiva, no hay posibilidad lógica ni política de ser un partido gravitante y con real influencia en la vida nacional.
Es cierto que la próxima elección parlamentaria nos coloca ante el dilema de ser o no ser. Por ello, sería de toda imprudencia descuidar los medios democráticos, establecidos o no establecidos, para superar las vallas y sobrevivir. Se entiende.
La cuestión es que queda muy poco tiempo para actuar en forma eficaz en estas dos tareas.
A muchos camaradas les llamó la atención los términos de la carta de la mayoría de los ex presidentes nacionales del partido, sin distinción de los que militan en la DC o están fuera de ella, para apoyar la candidatura de Claudio Orrego Larraín para gobernador de Santiago. Al poco tiempo se agregaron otros ex presidentes nacionales, como don Eduardo Frei Ruiz-Tagle.
A propósito de este hecho singular, en cierto sentido supra partidario y en cierto sentido entrañablemente demócrata cristiano, nuestro camarada don Manuel Tobar Leiva ha sostenido que, dentro de nuestra cultura humanista cristiana chilena, deberíamos considerar esta acción política de la cuasi unanimidad de los ex presidentes como la señal de un camino por el cual conducirnos en esta etapa difícil.
En primer lugar, ha pensado en que es posible que todos los ex presidentes, sin exclusión, se constituyan en un grupo organizado que proponga al partido una manera ética, inteligente, consistente y posible, de enfrentar la coyuntura electoral que viene. Nuestra directiva, nuestro consejo y la propia junta nacional no podrían negarse a escuchar una propuesta de esta significación.
Enseguida, ese mismo grupo de ex presidentes podrían procurar que confluyan en una gran fundación del pensamiento social cristiano, todos los que alguna vez fueron demócratas cristianos o que tengan al humanismo cristiano como fuente directa de su vocación política.
Ya es hora de valernos por nosotros mismos en esta hora crucial para el destino de la República y para el servicio de sus hijos más desposeídos.
Por eso, aunque extravagante, por fuera de lo común, hago mía esta posibilidad de trabajo político, porque es cierto que en un caso que puede ser letal, como el que aflige a la Democracia Cristiana, y más que a la Democracia Cristiana, a lo que ella aún puede hacer por Chile, instancias no convencionales ni estructuradas como la que se sugiere, pueden acertar con soluciones realistas y transformadoras frente a los propósitos que perseguimos.