- Oscar Rodríguez Novoa, ex consejero regional
En medio de un nuevo ciclo electoral no podemos olvidar una pregunta esencial: ¿Qué visión de país votamos?. La respuesta no puede basarse sólo en los equipos programáticos de los candidatos. Necesitamos más que nunca reconocer el valor de los debates públicos presidenciales que entregan las universidades, las organizaciones empresariales, los medios de comunicación en general y los gremios, mediante reflexiones críticas y propuestas concretas.
Las alternativas son claras. Por una parte, un modelo, una vez más, refundacional, que diáfanamente aún subyace en el pensamiento del Partido Comunista y Frente Amplio, según hemos podido constatar en los medios y actos del Gobierno.
Por otra parte, la Derecha, una que en vez de cambios radicales en las estructuras económicas, políticas y judiciales aboga por un país que mantenga nuestra tradición de democracia liberal, representativa dentro de una nación, una república de ciudadanos iguales ante la ley, de chilenos, mestizos y pueblos originarios; hombres y mujeres, católicos y no creyentes, es decir, un gobierno que sea capaz de introducir grandes reformas, sin revoluciones ni violencia, con una agenda programática válida en el tiempo.
En suma: debemos elegir entre una democracia como la que conocemos y otra llamada “DIFERENTE”.
La democracia liberal que conocemos no depende solamente de instituciones sino también de la cultura, de la capacidad del diálogo, de la búsqueda de consensos, de la tolerancia y de la capacidad de transar y encontrar acuerdos.
En este contexto, tengo la convicción que la única candidata que garantiza este escenario es Evelyn Matthei.