18 de abril de 2025 09:50
  • Oscar Sumonte, investigador histórico

A mediados del siglo XVI las costas del Océano Pacífico se vieron invadidas por piratas y corsarios.

Atacaban  barcos, saqueaban e incendiaban pueblos y ciudades que por aquellos años se encontraban bajo el dominio de la Corona Española.

Según una crónica publicada en 1901, la localidad de Concón fue afectada por uno de los más temibles, el almirante holandés Spielbergen.

Corrí el año 1615, el gobernador español en Chile, don Alonzo de Ribera se entera que la poderosa flota holandesa había atravesado el Estrecho de Magallanes.

Temiendo lo peor, decidió dar la voz de alerta enviando al buque «SAN AGUSTÍN «, desde Concepción a Valparaíso, con la misión de traspasar la noticia.

El 11 de junio recalaba éste en Valparaíso, pero lamentablemente, ese mismo día, hacía lo propio la escuadra holandesa.

Al verse imposibilitado de dar una batalla, el capitán de “San Agustín”, decidió dirigirse a la costa frente a Concón.

Ordenó a su tripulación hacer abandono del embarcación y dirigirse a tierra firme, no sin antes mandar a quemar la nave para que no cayese en manos holandesas.

Esta acción enfureció a Spielbergen quien ordenó desembarcar en Concón con 200 hombres y una pieza de artillería.

Encontró una fuerte resistencia y las pocas casas quemadas, más no pudo enfrentarse a los españoles que retrocedían para no ser alcanzados por las balas de cañón.

El almirante optó por abandonar la persecución, regresó a su flota y ordenó tomar rumbo al norte.

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