18 de abril de 2025 10:36
  • Pese a que se informó de esta situación a la Seremi de Salud vía transparencia, y haberse gestionado una reunión con el jefe de Salud Pública de Valparaíso, hasta el día de hoy no han existido medidas concretas para tratar estos graves casos de problemas de salud mental a raíz de la tragedia.

 

A poco de cumplirse un año del mega incendio que destruyó por completo 3.500 hogares y arrebató la vida de 136 personas, vecinos damnificados por esta tragedia dan cuenta de la profunda afectación psicológica que al día de hoy, no ha podido ser contenida por medio de la salud pública.

Estamos frente a cifras sumamente alarmantes: un 75% presenta trastorno de estrés postraumático (TEPT), los cuales se atribuyen en su mayoría a su experiencia durante el incendio. Además, el 64% muestra síntomas depresivos y el 33% presenta riesgo suicida, según reveló un reciente estudio realizado por el psicólogo Cristian Alcaíno.

Frente a esta grave situación, desde el estudio jurídico de Felipe Olea, que representa a más de 55 familias de víctimas del mega incendio, se contactaron por vía institucional con la Seremi de Salud para gestionar apoyos en esta materia: «A requerimiento de nuestros representados hemos decidido levantar la voz de alarma hasta la Seremi de Salud de la Región de Valparaíso, a fin de solicitarle un plan de acción urgente y concreto de protección y reparación en cuanto a salud mental para todos los sobrevivientes de la tragedia», señaló el jurista.

De esta forma, se solicitó una reunión por vía transparencia, la que finalmente tuvo lugar con el jefe de Salud Pública de Valparaíso, donde se dio cuenta de que ya tenían, a nivel institucional, conocimiento sobre esta situación. En esa línea, se habló de una mesa de trabajo para gestionar los apoyos en esta materia para los damnificados, ayudas que al día de hoy no han podido llegar a estas familias que continúan afectadas por esta tragedia sin precedentes.

ANDRES SOLAR

Al respecto, el concejal Andrés Solar, quien estuvo presente en dicha reunión señaló que “lamentablemente el director de Salud Pública no quiso hacer un compromiso concreto, dejando de lado la situación de miles de afectados por el mega incendio. Peor aún, había prometido entregar información sobre si era posible o no abrir un programa especial para estos damnificados, que están afectados de forma psicológica hasta el día de hoy, y no han sido atendidos de forma oportuna ni eficiente, generando una situación crítica, donde muchos de ellos presentan riesgo suicida; pero no se ha vuelto a referir a esta situación”.

FELIPE OLEA

Por su parte, Felipe Olea señaló: “Es realmente una vergüenza que la Seremi de Salud de Valparaíso haya hecho oídos sordos de la necesidad de responder de forma urgente, al informe de salud mental que preparamos como oficina y que reveló que tenemos a un 33% de representados con ideario suicida. Lo preocupante es que no existe ningún programa de reparación efectivo para ayudar ni siquiera en el ámbito de la salud mental a las miles de personas que sufren el estrés postraumático de los hechos vividos”.

PAULINA VIDAL

En tanto, la psicóloga Paulina Vidal precisó sobre esta situación que “sin duda, considerando la cantidad de personas y familias afectadas, se debió planificar y ejecutar un programa de apoyo permanente. En un comienzo a nivel de contención y prevención pero también a posterior a nivel de reparación que permita y facilite el acompañamiento individual y grupal a todos los que vivieron esta experiencia traumática. Según tengo entendido, la atención clínica requerida por la comunidad afectada no se ha realizado de manera presencial y sistemática a través de un programa en salud mental focalizado en este grupo y territorio”.

TESTIMONIOS DE LOS AFECTADOS

Si bien una vez se desató el siniestro, equipos del Programa de Apoyo a Víctimas (PAV) se desplegaron en las zonas afectadas para brindar contención y orientación a las personas que sufrieron pérdida de familiares y/o de sus hogares producto de la catástrofe, en la actualidad varios de ellos revelan que se les ha dificultado el proceso a la atención psicológica.

En detalle, hablan de sesiones demasiado espaciadas, o de atención psiquiátrica sin apoyo de terapia psicoconductual acompañando el tratamiento farmacológico. Algunos vecinos, incluso, denuncian no haber sido contactados o catastrados para poder acceder a terapia de forma directa o preferencial, entendiendo su situación de sobrevivientes y damnificados.

CYNTHIA AVENDAÑO

Cynthia Avendaño, vecina de Villa Independencia, que es representada por el abogado Felipe Olea en la demanda colectiva por la pérdida de familiares, indicó al respecto que “nos dieron sesiones psicológicas a través del PAV, que era por medio de telemedicina una vez a la semana. Eso duró como dos meses, luego de eso, me dieron de alta del programa. Yo encontraba que no era suficiente, porque a veces la psicóloga no se podía conectar a las sesiones y no era algo constante”.

En esa línea, añadió que “yo seguí por mi cuenta con asistencia psiquiátrica pagando bonos. Actualmente estoy atendiéndome en el consultorio una vez al mes, pero siendo objetiva, es súper fome porque es una vez al mes y hay fechas críticas, por ejemplo tú primer cumpleaños, el primer cumpleaños de tu mamá sin tu mamá, las primeras navidades… y finalmente no se aumenta la frecuencia, sigue siendo igual. Y depende mucho de que encuentres hora para la terapia, y no es muy efectiva de esa forma, pienso yo”.

CARLOS ORELLANA

Por su parte, Carlos Orellana, padre de Anastasia, indicó sobre el tema de salud mental en los damnificados que “nosotros no hemos recibido del estado ninguna ayuda, solamente por medio de privados”. Su hijo, Pablo Orellana, comentó que “yo solo he tenido atención privada, a través de la funeraria, nos dieron 10 sesiones de terapia y en el trabajo en el que estaba, me dieron cuatro sesiones, pero todo privado”.

En ese sentido, indicaron que nunca fueron catastrados por trabajadores sociales ni contactados por ningún medio, con el fin de acercarles el apoyo psicológico que necesitaran. “Cuando fuimos al SML, nos dijeron que nosotros íbamos a tener apoyo porque ellos tenían todos nuestros datos, pero no ha habido ninguna comunicación de parte de ninguna autoridad ni ningún organismo que dependa del estado”, añadió Carlos Orellana.

KHIMBERLY OGAS

En tanto, Khimberly Ogas, de Villa Independencia, quien resultó con quemaduras en sus extremidades producto del siniestro al igual que su papá, explicó que “no fue suficiente el apoyo psicológico que tuvimos. Si bien sumaron en su momento profesionales al consultorio, creo que no fueron suficientes para la cantidad de personas que tenían que ser atendidas, no daban abasto. Actualmente no tenemos terapia psicológica, solo recibimos desde hace dos meses tratamiento farmacológico con psiquiatra del consultorio; antes tuvimos sesiones con psicólogo cada dos semanas o una vez al mes”.

En esa línea, reflexionó que “no se están tomando en serio nuestra situación. La salud mental en Chile siempre ha sido un problema, y eso ahora lo estoy viviendo yo… de necesitar ayuda psicológica y no estar bien, y no poder hacer nada al respecto (…) Creo que deberían volver a contratar a personas para los consultorios, pero de todas formas no está la infraestructura necesaria para atender a quienes lo requieren”.

VERÓNICA ALVAREZ

Mientras que Verónica Álvarez de Pompeya Sur, precisó sobre la misma temática que “yo a través de la olla común que hicimos con los vecinos, accedí a la ayuda psicológica. Llegaron personas del consultorio y yo todavía estoy con ellos; es una vez a la semana. Me ha servido harto, pero de todas formas falta más apoyo, porque si estamos luchando, la atención psicológica para una es importante. Por ejemplo, yo todavía no asimilo que mi papá falleció… Este año ha sido muy duro, y ahora saber que este incendio fue provocado, me desespera más”, precisó.

 

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