
- Francisco Bartolucci Johnston, abogado
Con motivo del resultado de las últimas elecciones para Gobernadores Regionales se han levantado algunas voces que lamentan e incluso reclaman porque en una limpia, participativa y democrática segunda vuelta ninguna mujer fue elegida en estos cargos, en ninguna región del país.
No entiendo bien de que se trata: ¿de asegurar cupos en razón del sexo de las personas rompiendo la disposición constitucional que asegura la igualdad ante ley y la recta práctica de respetar el resultado electoral? ¿Se quiere repetir el absurdo de otras elecciones, en las que forzadamente se dio por elegidas a personas que no lo fueron – incluso con votaciones rayanas en lo absurdo -, dejando fuera a quienes sí habían sido electas? ¿Se trata de no respetar la voluntad ciudadana “metiendo mano a las urnas”, como ya ha sucedido? ¿Se quiere continuar con la práctica de restar autonomía a los partidos políticos para elegir sus candidatos?
Al respecto, dos comentarios: 1. La mujer chilena tiene plena oportunidad y capacidad para llegar a ocupar cargos públicos sin necesidad de reglas especiales que la favorezcan, lo que ha demostrado en tantas oportunidades al ocupar los más altos cargos y funciones de estado como Presidente de la República, Ministro de Estado, Contralor General de la República, Ministro de Corte Suprema, Senador, Diputado, Alcalde, Concejal y tantas otras funciones del más alto rango político y administrativo. No considerarlo así es un verdadero insulto a su persona y capacidades. 2. Nuestro sistema político tiene ya bastantes distorsiones para seguir sumando más, que sólo lograrán continuar desprestigiándolo.
Nada puede ser más denigrante para nuestro sexo femenino y más perjudicial para nuestro régimen político que la “paridad forzada”.