
- Desde muy joven ha estado vinculado a la hípica hasta que cumplió su gran sueño de ser un profesional en el Valparaíso Sporting Club
Máximo Silva Dawson, desde muy joven se involucró en la vida de los caballos, siguió paso a paso su proceso de crecimiento y de entrenamiento hasta que decidió en convertirse en preparador, hecho que hoy lo tiene cargado de una tremenda felicidad.
“En el año 1996 tuve mi primer caballo a medias con Ricardo Bachur, con la yegua “Witla”. Él tenía un local comercial en calle Serrano. Los colores de él eran verde café y los míos, verde negro. Después estuve con Gonzalo Yuseff padre que también eran verde con negro y por eso seguí con la tradición de los colores”, así comienza la historia de Silva cuando tenía 17 años de edad.
“Estábamos en ese tiempo en el corral de Gustavo Pombo con el capataz tío Beto, Alberto Donoso, gran amigo. El me enseñó mucho de la hípica. Me enseñó a andar a caballo. Aprendí en la yegua “Chilindrina”. Y ahí empecé a agarrarle cariño a los caballitos”, agregó con especial recuerdo a muchas personas.
COMPRAR UN CABALLO
Después se alejó muchos años de la hípica “ya que me puse a trabajar como chino. Estuve como veinte años sin caballos, hasta que un día un amigo me buscó. Me dijo compremos un caballo en sociedad y así lo acordamos, pero el día en que había que pagarlo, este caballero no llegó con la plata. Tuve que pagarlo solo y me tuve que volver a meter en la hípica. Y no me di cuenta y estaba con 10 a 15 caballos corriendo y con los colores MSD (Máximo Silva Dawson) que era de mi mamá en ese momento”.
“Después pasaron hartos años –añadió Silva-, venía mucho a las reuniones de propietarios. Me hice muy amigo de Miguel Hirane, de Ximeno Urenda y ellos me dicen un día “oye falta un director para propietarios” y entré como director. Y dentro de los estatutos se exigía, que había que sacar colores. Uno de los directores se salió y ahí entré yo, y hasta la otra elección en que había seis meses, saqué “Pasión MSD”, que eran los colores míos. Son verde negro a cuadros, mangas verdes, gorra verde invertidos a los MSD son iguales”.
QUIERO SER PREPARADOR
Máximo Silva estaba cada día más involucrado en la actividad: “Estaba junto a Padovani y Wilfredo Mansilla. Yo siempre he sido metido, estaba con ellos y ellos me empezaron a enseñar, preguntaba de todo lo que les pasaba a los caballos, el que se enferma, el que se ahoga, etc. Y así empecé a aprender y aprender cada vez más”
Llegó un momento en que Silva tomó una determinación: “El año pasado decidí ser preparador y hablé con Wilfredo Mansilla. Me dijo perfecto y justamente él estaba suspendido. Me dijo sácala ahora, pero yo le dije que no, porque no me siento preparado. Le indiqué hasta el uno de enero del 2025 preparamos juntos. Y desde el uno de enero hasta el 22 de julio que me dieron la patente preparé solo a nombre de Wilfredo Mansilla. A él le iba preguntando algunas cosas que no sabía. Fue como si hiciera una pasantía. Estuve solo y en los últimos seis meses gané doce carreras”
LA HORA DEL EXAMEN
Reconoce Silva que “le tenía miedo a la prueba de preparador” cuyo examen dio en la Comisión de Patentes.
“Aprobé el curso. Igual le tenía harto miedo, pero tuve la suerte de que era una examen que tenía muchas cosas vinculadas con veterinaria, que era lo que yo había aprendido con los doctores que trabajo actualmente, como el doctor Cristian Troncoso que es el doctor cabecera de mi corral y él me ha enseñado mucho. Nicolás Cenobi también me enseñó mucho. Fui aprendiendo de ellos. Así que eran como ocho a diez preguntas que estaban relacionadas con el tema veterinario de los caballos, que es lo que hay que hacer cuando a un caballo le da un cólico, etc.”.
Entrando en detalle Silva explicó que “cuando tomé el examen sabía que lo tenía aprobado. Es un examen escrito de tres hojas. Tiene preguntas que uno tiene que escribir. Unas son con alternativas. Había una pregunta que tenía nueve alternativas. Lo más divertido fue que el examen me lo tomaron un día que había carreras acá. No podía ir a Santiago y me lo cambiaron. El día martes lo di aquí en Viña y me llamaron un cuarto para las doce, sin saber que me tocaba el examen. Lo di con Luis Araya en la gerencia del Sporting”.
Lo llamaron un cuarto para las doce: “Me llaman ¿don Máximo dónde está? Aquí estoy en el corral. A las doce y cuarto es su examen. Le prometo que se me puso la piel de gallina. No había estudiado mucho así que di el examen, lo entregué. Llamaron a Santiago en que se señala que a tal hora entregan el examen, con los nombres de los miembros de la comisión. Antes de los 45 minutos terminé el examen. Llamaron, está entregado. Lo mandan a Santiago para revisarlo y le dicen que tiene que revisarlo la comisión que tomó el examen. Lo empezaron a revisar Y al tiro me dieron el resultado. El examen final 18 de 21 Aprobado se hace el decreto y en la tarde misma me llegó el documento que a partir de ese día era preparador. Ya estaban inscritos los caballos a nombre de Wilfredo Mansilla y al otro día me mandaron lo que tenía que hacer, me tuve que presentar ante la Junta de Comisarios a inscribir los caballos a mi nombre. Wilfredo retira los caballos y los inscribo a mi nombre”.
“MAX FOUR”
La suerte llega de inmediato: “Ese día corría el caballo “Max Four” que era el de la casa y en la primera carrera que corro y gano. Primera carrera que corro y gané al tiro. A la otra semana corríamos el clásico, se suspende por el tsunami; se traslada para el lunes corro en la cuarta gano; corro en la sexta llego segundo y después corro el clásico en la décima y me ganan por ventaja perceptible. Así que he empezado muy bien en dos semanas y en dos reuniones”.