
- Quieren que su nombre quede estampado en una futura ciclovía en la ciudad
La muerte de Héctor Alburquenque Rojas más conocido como el Maestro Quenque, provocó un profundo pesar en el mundo del ciclismo en Molina, ya que de por vida estuvo ligado a este deporte.
Su padre fue el impulsor del ciclismo en Molina, quien se lucía en las competencias nacionales y llegó a instalarse con un taller de bicicletas en pleno centro de la ciudad. Tras su partida, Héctor asumió esta responsabilidad siguiendo la línea de trabajo de su padre, pero más que nada se dedicó a preparar niños y jóvenes, constituyéndose como un entrenador de la especialidad.
De ahí que en un momento dijo: “¿por qué yo no puedo enseñar lo que sé?” y así creó el club Scorpion Bike, contagiando a niños –hoy profesionales- con quienes salía a recorrer diversos sectores de Molina, subiendo y bajando cerros. Formó a muchas generaciones y siempre estaba dispuesto a reparar las bicicletas de sus deportistas. Pero lo más interesante es que él se perfeccionó de tal forma, que importaba de Estados Unidos revistas especializadas en este deporte, conociendo de nuevas técnicas, modelos, sistemas de pedaleo, engranajes, mecánica, etc., que transmitió a los jóvenes. Fue así como importó bicicletas modernas y los consabidos repuestos. El mismo se encargaba de transportar a los jóvenes deportistas con sus bicicletas a distintos puntos del país, obteniendo numerosos premios dada la preparación de sus pupilos que se lucían con sus altos rendimientos.
El enseñaba cómo subir y bajar los cerros, cómo usar los frenos, cómo enfrentar las curvas y aplicar los cambios correctamente y un sinnúmero de detalles que muchos molinenses ya adultos agradecen lo aprendido cuando eran jóvenes y se lucían en las competencias nacionales.
En los últimos años también invitó a los jóvenes a involucrarse en el mountain bike para adecuarse a los tiempos.
Hace unos tres meses falleció su esposa, más conocida como la Tía María que también participaba de las expediciones junto a su marido. Ellos no tuvieron hijos pero si muchos sobrinos, todos amantes del ciclismo.
DESPEDIDA
Quienes recibieron las enseñanzas del Maestro Quenque lo despidieron emocionados desde la Parroquia Nuestra Señora del Tránsito de Molina hasta el cementerio de Avenida Quechereguas, en que los ciclistas lucieron sus tricotas, los colores de sus clubes y lo escoltaron hasta su última morada.
A partir de las 16 horas del pasado jueves se reunieron en el templo haciendo por grupos una guardia de honor junto al féretro, turnándose los ciclistas mientras otros en el exterior abrieron un pasillo, alzando las bicicletas para formar un arco, mientras con sus manos movían la rueda delantera simulando estar en ruta, en competencia, en acción.
Carlos Valderrama, uno de los grandes amigos del Maestro Quenque fue el principal impulsor de esta despedida precisando que al inicio de la caravana se sumó una citroneta que portaba en la parte superior una bicicleta de niño. A este respecto recordó que él cuando partió con su taller empezó a reparar las bicicletas de niños y esa era una muestra que poseía el dueño de la citroneta.
También comentó que un ex carabinero salió con su moto, su tenida y guantes de policía para rendirle un homenaje a su amigo.
La caravana que dio una vuelta a la plaza prosiguió hasta el cementerio parque donde unos cincuenta ciclistas encabezaron el sepelio.
Para Valderrama “esta fue una despedida alegre para una persona que nos dejó una gran enseñanza”.
Él participó en muchas competencias y era uno de los líderes del grupo.
RECORDATORIO
Algunos ya han propuesto que el nombre del Maestro Quenque debe quedar reflejado en una ciclovía que se construya en la comuna.
A su vez los grupos organizados de Ciclistas Urbanos de Molina, Poderosasmtb y Molina en Bicicleta proyectan nuevos desafíos.
En la despedida pronunciaron sentidos mensajes el nuevo alcalde Felipe Méndez, la hermana del fallecido y un amigo de la familia.