
- Hugo Alcayaga Brisso, periodista
La masiva circulación de diversos objetos inofensivos que tienen grabado el rostro de quien fuera dictador por 17 años es otra etapa de la arremetida puesta en marcha por el pinochetismo en este año electoral, ante lo cual la ciudadanía debe permanecer atenta y en estado de alerta para evitar nuevos agravios.
Las elecciones presidenciales de noviembre, luego de las primarias de junio, se están jugando desde ya en momentos en que la extrema derecha apoyada en el poder del dinero cree ver posibilidades ciertas de volver a La Moneda para llevar a cabo sus políticas empresariales y antipopulares.
Con desparpajo las actuales circunstancias de incertidumbre son aprovechadas por los partidarios del fallecido tirano, que dejó una herencia de ruindades – empezando por la Constitución Política y el modelo neoliberal – que los poderosos quisieran mantener y prolongar.
La dictadura de Pinochet es lo peor que pudo haberle ocurrido al pueblo chileno, que no la soñó ni en sus peores pesadillas. El golpe de estado provocó la muerte del presidente constitucional y el término de la democracia, y en esos interminables años fueron asesinados más de 5 mil compatriotas, parte de los cuales permanecen desaparecidos, y hubo legiones de hombres y mujeres perseguidos, encarcelados y torturados, en tanto que otros muchos debieron salir al exilio.
En este tiempo negro de la historia el Estado de Chile fue abierto para ser saqueado por ricachones inescrupulosos. Se acrecentaron los intereses mercantiles y la concentración económica instalada pasó a ignorar a las clases populares desprovistas de recursos, bienes o patrimonios, muchas veces sin casa y sin trabajo.
Rendir homenajes al dictador y presentarlo como “Presidente de la Republica” es un despropósito. También lo es que el país siga regido por una Constitución antidemocrática y un modelo socioeconómico plagado de injusticias y desigualdades, y que el mercado desregulado siga humillando a un Estado reducido a lo mínimo que es de todos los chilenos.
Todo ello es una vergüenza para el pueblo, la calle, los movimientos sociales y la clase trabajadora, que pagan las consecuencias. Pero para la oligarquía es un objetivo central mantener en alto esas lacras y profundizarlas en este año de definiciones electorales y la elección de un nuevo presidente y un nuevo gobierno. De ahí la ofensiva que se ha iniciado a través de sus partidos, agrupaciones empresariales, grupos económicos y medios de comunicación que desinforman a diario.
Avalada por la oligarquía y su oro la extrema derecha tiene tres candidatos presidenciales que figuran en las encuestas. De cualquiera de ellas – o en su conjunto – podría esperarse una medida publicitaria como la que se conoció en fecha reciente en la Escuela Militar, en la comuna de Las Condes, Área Metropolitana.
En el Día de los Patrimonios que se celebró el 24 y 25 de mayo quedó al descubierto la venta y circulación de numerosos suvenires – insignias, llaveros, entre otros – con la imagen del tirano genocida, como si hubiera sido alguien de conocida popularidad o un personaje importante en la historia. Ciertamente en Chile todos saben que el capitán general es identificado en el mundo entero solo por sus crímenes, robos, abusos y corrupción, lo que no equivale a homenaje ni reconocimiento alguno.
El Día de los Patrimonios, en que participan millones de personas, es la gran fiesta cultural de Chile. Se dice que “en esta fecha nos reencontramos con la historia que nos une. En realidad, la figura del dictador nunca significó unidad, y por el contrario ha marcado la división entre los chilenos, entre aquellos privilegiados con grandes recursos y la inmensa mayoría de pobres y menos pobres.
En un comunicado la Escuela Militar quiso desentenderse de lo sucedido y expresó “se abrieron las puertas al público, recibiendo a empresas que ofrecían artículos asociados a la función militar. Una de las organizaciones, sin autorización de las Escuela Militar, se alejó de este objetivo comercializando productos vinculados a la contingencia política nacional, en la cual el Ejército no forma parte”.
Mientras la situación es investigada, aumentan las dudas que deja este episodio. Curiosamente la circulación masiva de artículos con el rostro del dictador se produce en momentos en que ha empezado la campaña presidencial, en que el fascismo pinochetista se esfuerza de una y otra manera por volver al gobierno poniendo en riesgo la vida y la estabilidad del pueblo.
La ciudadanía debe por ello mantenerse permanentemente en alerta para frenar cualquier manifestación del pinochetismo, al que le molesta la democracia, en sus objetivos de volver a imponer sus atropellos y abusos contra el pueblo, la clase trabajadora y el mundo social.
Chile sufrió mucho en el pasado por la pérdida de miles de vidas humanas solo por el hecho de pensar distinto y hoy padece del modelo neoliberal pleno de igualdades y discriminaciones como para permitir la repetición de tan dolorosas experiencias.