21 de mayo de 2025 22:05
  • Hugo Alcayaga Brisso, periodista 

Tras la muerte del Papa Francisco cobra especial vigencia su legado identificado con el mundo popular de la pobreza que la sociedad no tiene en cuenta, porque no dispone de recursos económicos y por sus denuncias sobre los abusos y atropellos en su contra por parte de los administradores del sistema capitalista controlado por una minoría marcada por la avaricia.

El deceso del ciudadano argentino Jorge Mario Bergoglio se produjo al cabo de múltiples problemas de salud a la edad de 88 años el lunes 21 de abril pasado, pero su pensamiento crítico continúa vivo no solo al interior de la Iglesia Católica sino en toda la humanidad.

Anteriormente había sido Arzobispo de Buenos Aires donde decía que la verdadera labor de la Iglesia estaba en las calles de las villas y ferias de esa capital, las que visitaba con frecuencia dejando de manifiesto su permanente preocupación y su cercanía con los desposeídos a los que atendía con especial esmero y dedicación.

Su fallecimiento ha ocurrido coincidiendo con este año electoral en Chile, en momentos en que los candidatos a la Presidencia de la República y al Congreso Nacional están dando a conocer sus programas. Muchos de ellos desplegarán sus campañas electorales apoyados por el poder del dinero interesado en que nada cambie respecto a las condiciones que impuso la dictadura, las que se han mantenido al paso de los años.

Con claridad, el Papa Francisco siempre expresó su condena a la dictadura del dinero y a los privilegios de la riqueza. Es lo sucedido en este país, que en 1990 salió de una atroz tiranía militar que asesinó a más de 5 mil personas y entró a una dictadura del poder económico que desprecia a las mayorías.

Quien fuera Sumo Pontífice de la Iglesia decía: “No podemos olvidar que la mayoría de los hombres y mujeres de nuestro tiempo viven precariamente el día a día, con consecuencias funestas. La alegría de vivir se va apagando, la falta de respeto y la violencia aumentan, la pobreza es cada vez más patente”.

“Hay que luchar para vivir y a menudo vivir sin dignidad. Una de las causas de esta situación, en mi opinión, se encuentra en la relación que hemos establecido con el dinero, aceptando su predominio sobre nosotros y nuestras sociedades”, sostuvo en un discurso pronunciado ante embajadores de distintos países al promediar su papado.

Sostenía Francisco: “La crisis mundial que afecta a las finanzas y a la economía pone de manifiesto sus desequilibrios y sobre todo la grave carencia de su orientación antropológica, que reduce al hombre a una sola de sus necesidades: el consumo. Y peor todavía hoy se considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar”.

Según sus palabras “Mientras las ganancias de unos pocos van creciendo, las de las mayorías disminuyen. Este desequilibrio proviene de ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera, negando el derecho de control de los estados encargados de velar por el bien común. Se instaura una nueva tiranía invisible, a veces virtual, que impone de manera unilateral e inexplicable sus leyes y sus reglas. El afán  de poder y de tener no tiene límites”.

De esta forma, indica el Papa, pareciera que nada puede interponerse al poder de los mercados. “Igual que la solidaridad, también la ética molesta. Se considera contraproducente, demasiado humana porque relativiza el dinero y el poder”.

A su juicio, “el dinero debe servir y no gobernar. El Papa ama a todos, ricos y pobres, pero el Papa tiene la obligación, en nombre de Cristo,  de recordar  que los ricos deben ayudar a los pobres, respetarlos, promocionarlos. El dinero tiene una función natural, la cual es brindar al ser humano un marco de dignidad que le permita llevar una buena vida”.

De nada de lo anterior hubo nunca en Chile una sola palabra ni ninguna alusión en los medios de comunicación de la oligarquía, destinados exclusivamente a servir a los poderosos. Sus notas y reportajes tras la muerte del Jefe de la Iglesia sólo contribuyen a la desinformación a que está sometida la ciudadanía.

En redes sociales Greenpeace publicó esta nota: “Adiós al Papa Francisco. Fue una de las pocas voces mundiales que habló claramente sobre cómo la crisis climática está destruyendo nuestro planeta y profundizando la desigualdad. Sus obras Laudato y Laudate Deum seguirán siendo palabras de guía para quienes luchan por la justicia medioambiental y social”.

Francisco fue sepultado en la Basílica de Santa María, la mayor, en Roma, el sábado 26 de abril. Por su mirada crítica hacia la sociedad y su profundo sentido social los pobres lo recordarán siempre, con respeto y admiración.

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