
- Ignacio Piña, presidente Asociación Chilena de Escuelas de Conductores, ACHEC
Esta semana estuve de paso en la cuidad de Los Ángeles, California USA, gran ciudad y de buen trato al visitante.
Su principal atracción es sin duda Hollywood. Todo el turismo gira en torno a las estrellas de cine. Pasado y presente.
Me alojé en un hotel donde decía la leyenda, que circulaba en sus pasillos el espíritu de Marilyn Monroe.
Pero lo más impresionante de esta ciudad fueron sin duda los taxis sin chofer. Difícil imaginar que lo recoja un auto sin conductor al volante, con unos sensores luminosos en el techo, ubicados en una cúpula redonda, donde señala que abran la puerta y suban los pasajeros.
Lo insólito, es que este auto que tiene volante y asiento del conductor como cualquier otro, pero lo conduce “el hombre invisible”, incluso con movimiento del volante para doblar o continuar directo.
Usted lo solicita a través de una aplicación y lo recoge como cualquier taxi.
Son de color blanco y se diferencia de los otros autos por su cúpula en el techo y con unos sensores en cada una de las puntas del vehículo.
Circulan sin problemas por las calles, como cualquier vehículo con chofer. Se detienen en los semáforos. Giran respetando los pasos peatonales. Se mantienen a distancia razonable en los “tacos de la ciudad” y lo dejan en su destino, sin ningún problema, y hasta les da las gracias cuando se baja.
Una cosa es lo que le cuenten a uno y otra es la realidad. Yo sabía de existencia de estos taxis, pero verlos circular por la ciudad de Los Ángeles me dejó impresionado.
Me preguntaba, cómo se verían en nuestra región. Recogiendo gente en la feria o circulando por los pasajes y callejones de Valparaíso. No está lejos de que un día ocurra.
Otra cosa que impresiona, es la falta de turistas en pleno verano en USA. Los buses de turismo, casi vacíos circulando. Me contaban que después de pandemia, el turismo se había venido abajo y en la era del Presidente Trump una gran masa de emigrantes y sus familias, ya no salían por temor a ser deportados. Calles y barrios como Santa Mónica con poca gente.
Los controles migratorios exagerados, son un poco mito. Como cualquier país los aeropuertos controlan, mientras cumpla las exigencias, no hay problema. Es más, cuando regresé a Los Ángeles desde Canadá nadie revisó, parecía vuelo local. Bastó el control en Canadá.
Los autos autónomos son reales, circulan como cualquier otro. En cualquier momento estarán por acá y así podremos decir el que el futuro ya nos alcanzó.