- Guillermo Herrera Figueroa, ex concejal de Puchuncaví
Consta en el Archivo del Registro Civil de Puchuncaví, que el General ®, don Ariosto Herrera Ramírez, falleció, a la edad de sesenta años, en Las Ventanas, comuna de Puchuncaví, el 7 de agosto de 1952 como consecuencia de un infarto al corazón. Su fallecimiento fue constatado por el doctor Alejandro Reyes Ramírez, según consta en la partida de defunción que fue requerida por su hermano Eleuterio Herrera Ramírez. Sus restos mortales fueron trasladados al Cementerio General de Santiago para su sepultación.
Después de haber estado exiliado, se estableció, primeramente, en Santiago, y luego después, fijó su residencia en Las Ventanas, donde vivió por más de diez años. En ese entonces, esta localidad, Las Ventanas, era de baja densidad poblacional y fue así como este militar, ya retirado, adquirió un predio en el sector de la caleta, construyendo posteriormente una casa que la destinó al descanso, a la meditación y a la recreación.
La presencia de este destacado militar junto a su familia quedó en el recuerdo para la comunidad local porque siempre mantuvo una vida reservada. No obstante, se le admiró, quiso y respetó, pues dentro de su privacidad, estaba atento no sólo del acontecer nacional sino también local, y en la medida de lo posible, prestaba apoyo a las iniciativas de interés general, especialmente a la Escuela Mixta N° 28 que tenía su cargo la profesora Olga Cárdenas Iturriaga.
Quienes conocieron al militar señalan que no fue extraño observarlo ya fuera en compañía de algún familiar o un amigo, transitar por la playa hacia Quintero en vehículo o caminando y apreciar el suave oleaje de la bahía de Quintero.
La profesora recordaba un gesto muy peculiar del militar hacia la comunidad, y de modo particular, hacia el establecimiento educacional, que, al poseer una gran y sonora campana de bronce, el dueño de casa, la hacía tañer, con su clásico sonido, diariamente, a las 8.00, 12.00 y 20.00 horas, y así indicar el tiempo a los vecinos del sector. Posteriormente la campana fue donada a la escuela, pero después nunca más se supo de su existencia.
La historia militar, pública y política de Ariosto Herrera Ramírez, es muy extensa, activa y comprometida con su pensamiento militar, social y político. No cabe dudas que desde que egresó del instituto militar tuvo una destacada actuación, y a partir de entonces, comenzó a cimentarse una prometedora carrera en el Ejército de Chile.
En 1938 había sido ungido como candidato oficial del Frente Popular para las elecciones presidenciales de ese año, Pedro Aguirre Cerda, compitiendo con el candidato presidencial que representaba a los Partido Liberal y Conservador, Gustavo Ross Santa María.
Efectuada la elección el domingo 25 de octubre de 1938, Pedro Aguirre Cerda, a nivel nacional, obtuvo el 50,26 % de los votos, frente al 49,33 %, de su contrincante, Gustavo Ross. En la comuna Quintero-Puchuncaví, Ross Santa María, 512 votos, Aguirre Cerda, 144, 1 voto nulo y 11 blancos, totalizando 668 votantes.
El gobierno del Frente Popular, presidido por Pedro Aguirre Cerda, asumió como Presidente de la República, el 24 de diciembre de 1938. El reciente jefe de estado a pesar del estrecho resultado electoral que había obtenido en las urnas, aquello no impidió que se hayan cifrado grandes expectativas gozando de mucha simpatía y contando del respaldo popular.
Por su parte, el coronel Ariosto Herrera Ramírez recién había vuelto de Europa después de haber cumplido una misión en Italia como Agregado Militar donde pudo imponerse de la obra interna realizada por Benito Mussolini, que perseguía a los comunistas. Este militar, después de una esforzada y exitosa carrera, recibió el anhelado ascenso a general el 28 de septiembre de 1938, y posteriormente, el 28 de febrero de 1939, fue nombrado Comandante en Jefe de la II División de Ejército y Comandante General de la Guarnición de Santiago.
Se encontraba desempeñando estas labores cuando el 21 de mayo de 1939, en el contexto del desfile militar que se efectuaba por esos años, frente al Palacio de la Moneda, tras la apertura del Congreso Nacional, un hombre dentro de la aglomeración, se trepó a la ventana que estaba justo bajo el balcón del Presidente Pedro Aguirre Cerda, e instaló en dicho lugar, una bandera roja, símbolo comunista.
Este acontecimiento, que, para otro, quizás, no hubiera pasado de ser una anécdota sin importancia, no fue tomado de igual manera por el general Ariosto Herrera, quien, se apreciaba ser un militar de honor y que tenía antecedentes anticomunistas; por esta razón, no permitió que sus tropas desfilaran frente a ese símbolo. Es por esto, que rápidamente envió a carabineros a sacar la bandera roja y esperó que ésta desapareciera, para dar inicio al tradicional desfile. Ante este hecho, el Supremo Gobierno lo relevó del mando, al general.
Con posterioridad a esta situación, estimuló a los amigos y seguidores del general Carlos Ibáñez del Campo para convencerlo de realizar un golpe de estado contra el Gobierno de Aguirre Cerda, régimen legalmente constituido, por considerarlo un “régimen comunistoide” y así permitirle que él tomara el poder. Después de dos meses de presiones, el militar se acuarteló con fecha 25 de agosto de 1939, en el Regimiento Tacna de Santiago, y tratando de sublevar a los militares, pero no contó con el apoyo de los oficiales ni de la tropa, en general.
Ante la indiferencia de los efectivos, su movimiento fue rápidamente reprimido y fue arrestado junto a otros oficiales revoltosos.
Ariosto Herrera fue condenado a 20 años de confinamiento en Asunción (Paraguay) y a la inhabilitación absoluta y perpetua para cargos y oficios públicos como autor de delito de rebelión militar. Esta acción militar fracasada es conocida como el Ariostazo.