19 de abril de 2025 10:26
  • Es una obra que emprendió el matrimonio compuesto por Juan Donoso y Carmen Ortiz, que con acuerdo de la Inmobiliaria Pumpin, decidieron proteger esta reserva natural impidiendo el acceso de extraños al territorio

 

Producto del ingenio, la creatividad y la visión emprendedora de Juan Ramón Donoso Navarrete y de su esposa Carmen Ortiz Silva, fue posible que los porteños, puedan desde hace dos años visitar, el Barco Pirata Vivero Puerto Las Delicias, que está ubicado en la calle Ibsen 101, del Cerro Las Delicias en Valparaíso.

Esta es una embarcación, empotrada en tierra firme, que fue construida en base a un emprendimiento familiar, sin aportes de ningún ente en especial, lo que enorgullece a este matrimonio, que se unió a la Inmobiliaria Pumpin, que es la dueña de un extenso paño de terreno convertido en un pulmón verde de Valparaíso y que la propia comunidad defendió cuando se intentó construir una cadena de edificios a gran altura.

Esta pareja se instaló en ese lugar, a espaldas del hospital Eduardo Pereira con la principal misión de cuidar el entorno, impedir el ingreso de particulares al territorio natural, evitar la concentración de basura y la aparición de pastizales como asimismo prevenir siniestros forestales y posibles “tomas”. Ellos son los verdaderos guardianes de esta reserva natural.

Juan Donoso junto al ex concejal Eugenio Trincado

 

Este barco tiene una eslora (largo) de doce metros y una manga (ancho) de 5. Se ingresa desde la calle a las bodegas y luego se accede a la cubierta principal por una escala al abrirse la escotilla.

NAVEGANTE

Donoso es un navegante de buques petroleros y como visitante de muchos puertos en el mundo, se percató de esta necesidad en Valparaíso, para levantar una estructura de madera que desde que se ingresa por la parte baja, se da cuenta de que está en el interior de un barco y que puede informarse de las plantas que hay en su interior, apreciando las diversas figuras que están localizadas en distintas partes y sobre todo en la cubierta, donde los piratas aparecen en una dimensión humana. También está allí la caña de gobierno.

Donoso sumó la habilidad del modelismo naval, al trabajar a escala con embarcaciones de distintas dimensiones que se distribuyen por las distintas dependencias del barco, algunas de las cuales contienen plantas diversas: “Hago un buque, lo agrando y coloco plantitas en su interior”.

La aparición de este imponente barco resulta un atractivo al visitante el que se siente atraído además por la vista majestuosa que se aprecia desde esta parte alta.

El periodista Gonzalo Gutiérrez junto a Juan Donoso

Este buque anclado en un cerro, le ha dado un prestigio y un atractivo a Valparaíso, y así lo han señalado los vecinos y lo difunden los choferes de los buses como asimismo los colectiveros y taxistas que trasladan a los turistas motivados por estar en este atractivo.

“Como todo barco necesita de una tripulación: Nos potenciamos con mi esposa. Yo hice la parte más estructural, la más bruta. Ella se abocó a las plantas, al entorno, al diseño femenino y a la vestimenta de los tripulantes. Hay dos mujeres que son piratas una que es la capitana y una pirata timonel. Hay un haitiano de pirata y otro que está en la proa que se llama Erner Romani, en honor a mi amigo Ernesto Román, que contribuyó a construir este barco además de la ayuda de mi padre. Y en el caso mío, que soy Juan Ramón el pirata se llama John Reimon. Y el buque se llama John Reimon. Mi mujer pirata es la capitana, que es rubia de ojos claros, yo soy el contramaestre”, explicó el navegante.

CERCA DEL HOSPITAL

El propio Donoso explica la vivencia de estar cerca del Hospital Eduardo Pereira: “Como estamos colindantes, la clientela viene con el pensamiento de que lo hace por la mejora de su paciente, de sus familiares. Unos salen airosos y otros no. Entonces llegan un poquito bloqueados. Pero al cruzar la calle del hospital al barco, es un oasis para ellos, porque se desbloquean un poco, por la música,  por el bienestar que hay acá, por las plantas, los colores, el mismo barco, la tripulación, saliendo un poquito de la problemática que traen del hospital. Y en cierta forma ha ayudado caleta, ha ayudado mucho”.

En la bodega del barco

Para el visitante están allí las yerbas medicinales, la ruda, la menta, la malva, las plantas de interior y exterior, las enredaderas, cactus y la suculenta que es de poca agua. La gente puede llevarlas con maceteros a sus casas o departamentos.

Hay cosas pendientes y es así como Donoso se ha trazado la idea de ornamentar con cañones la cubierta, además de instalar otras velas y marinerías con nudo. Por ideas hay muchas y los desafíos siguen siendo grandes y hermosos. Agradece la alianza con Pumpin, que responde al nombre de un ciudadano un suizo que llegó a Chile a imponer la moda de vender y preservar plantas, lo que los porteños agradecen y valoran.

 

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