
- Humberto Palamara Iribarne, ingeniero naval, abogado y cientista político (PUC)
La participación de militares en retiro en la política interna es un fenómeno que se produce, recurrentemente, en las campañas electorales de la derecha, y tiene, en sí misma, una lógica militar, porque para las tres candidaturas de la derecha, tienen como objetivo la votación de la extrema derecha, la que incluye, por cierto, a muchos miembros de la familia militar.
Una de las características del actual escenario electoral es la participación de ex militares en las campañas políticas, como reacción al aumento de la delincuencia y de la corrupción, para inducir a optar por líderes con formación militar.
Vale señalar que, la idea de reemplazar a las autoridades civiles por autoridades militares, con el propósito de satisfacer objetivos de política interna, no es una idea exclusiva de Pinochet. También lo fue de Patricio Aylwin, quien prefirió reemplazar al alcalde civil de Viña del Mar, por el capitán de navío retirado, Víctor Henríquez, cercano a la democracia cristiana, nombramiento que tranquilizo a los altos mandos navales, porque constituyó una señal de que el nuevo gobierno no sería anti militar.
Pero, el tema de la incorporación de militares en política interna, se puso peliagudo cuando los partidos comenzaron a llevar como candidatos a militares recién retirados, para atraer el voto de la «familia militar». El tamaño de este nicho electoral es muy difuso, por su falta de homogeneidad y porque solo en algunas comunas su tamaño puede ser determinante en el resultado electoral. A modo de ejemplo, la cantidad de votos que aporta la familia naval en las comunas de Concón y Viña del Mar es significativo, si se tiene en consideración que en esas dos comunas tienen sus casas muchos marinos en retiro y en servicio activo. Algo similar ocurre en Quintero, donde la presencia de aviadores es importante.
A su vez, y de ahí el uso de la palabra peliagudo, esos candidatos, militares retirados, para distinguir su vinculación con la familia militar suelen usar en su campaña distintivos militares, como su último grado militar, acompañado de una «r» chiquitita, o fotografías del candidato, del tiempo en que usaba uniforme, en trípticos a color, impresos en papel couché. La verdad es que el resultado electoral que han obtenido los candidatos, militares en retiro, ha sido muy malo, porque el alto grado militar que alcanzaron y su pasado militar no es atractivo y menos para la familia militar, porque ya tienen un militar retirado en su casa.
Sin temor a equivocarme, se distinguen, en el contexto de los militares retirados, elegidos en cargos de elección popular, el coronel (r) Cristián Labbé, quien fue alcalde de Providencia, entre los años 1996 y 2012, siendo reelecto cuatro veces, y al almirante (r) Jorge Arancibia, quien renunció a la Comandancia en Jefe de la Armada, para ser el candidato único a senador por la región de Valparaíso, efecto para el cual debieron renunciar, a esa postulación, los candidatos Sebastián Piñera, por RN, y Gonzalo Ibáñez, por la UDI. En definitiva, Arancibia salió segundo, después de Nelson Ávila, quien en dupla con Aldo Cornejo, no alcanzaron a doblar, por un 7 %.
Dentro de los militares retirados derrotados, electoralmente, se encuentra el contralmirante (r) Juan Toledo, quien el 2008, fue candidato a concejal en Viña del Mar, por la UDI, obteniendo un 2,43 % de los votos. También hay carabineros derrotados, el 2009, el general (r) Alberto Cienfuegos, quien había sido Director General, representó a la DC, compitiendo por una diputación por Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea, obteniendo un 12,5 % de los votos. El 2017, el vicealmirante (r) Kennetth Pugh, representó como candidato a senador por la Región de Valparaíso, a RN. Si bien, Pugh obtuvo solo un 2,14 % de los votos, igual resultó electo, por la altísima votación de Francisco Chahuán, con quien hacía dupla.
El año 2021, el capitán de navío (r) Rodrigo Vattuone, ex Capitán de Puerto y Gobernador de Valparaíso, compitió por la alcaldía de Viña del Mar, por el Partido de la Gente, obteniendo solo un 2,17 % de los votos. También el 2024, el capitán de navío (r) Vicente Caselli, compitió por la alcaldía de Olmué, representando al Partido Republicano, obteniendo solo el 16,7 % de los votos. Anteriormente, el año 2000, Vicente Caselli, ex comandante de la base naval de Puerto Williams, representando a la UDI, había perdido la alcaldía de Puerto Williams, obteniendo solo el 12,71 % de los votos, derrotado en la ocasión por otro marino retirado, el suboficial (r) José Soto, quien representaba a la Concertación. El año 2024, el general de carabineros (r) Ricardo Bassaletti, representando al Partido Republicano, compitió por la alcaldía de Maipú, obteniendo el 17,27 % de los votos. No ocurrió lo mismo con el abogado y teniente de carabineros (r) Mario Desbordes, quien compitió por la alcaldía de Santiago, obteniendo el 51,1 % de los votos.
En las próximas elecciones presidenciales y parlamentarias, que deben realizarse el 16 de noviembre, la presencia de militares en situación de retiro no es menor, y esa presencia es impulsada por la creciente sensación de inseguridad ciudadana y por la necesidad de controlar la delincuencia. Es así como, la Democracia Cristiana, dependiendo de los cupos que le concedan, lleva como candidato en el distrito 7, al autor de este columna de opinión, quien es capitán de corbeta (r); el Partido Republicano, postula como dupla de Arturo Squella, al Senado, por la Región de Valparaíso, al vicealmirante (r) Alberto Soto, y como candidato a diputado, por el Distrito 7, al cabo (r) Sebastián Zamora, quien fue sobreseído de las falsas acusaciones de homicidio frustrado y de apremios ilegítimos, en el puente Pio Nono de Santiago.
A estas dos candidaturas de la derecha, se le suma la contratación de oficiales generales en retiro en los comandos electorales de la derecha. Es el caso de Johannes Kaiser, quien reclutó al general (r) Luis Cuellar, como encargado de su programa de seguridad; de José Kast, quien reclutó al general de carabineros (r) Enrique Bassaletti, al general de división (r) Cristián Vial y al coronel de gendarmería (r) Luis González; y de Evelyn Matthei, quien se asesora en temas de seguridad con el almirante (r) Roberto Macchiavello.
La participación de militares (r) en la política interna es un fenómeno que se produce, recurrentemente, en las campañas electorales de la derecha, y tiene, en ese sector, en sí misma, una lógica militar porque, las tres candidaturas presidenciales de la derecha, tienen como objetivo la votación de la extrema derecha, la que incluye, por cierto, a muchos miembros de la familia militar.
Así como, reconocemos, en el actual escenario político, que la delincuencia adquirió proporciones que superan la institucionalidad, porque incorporó nuevos delincuentes, nuevos delitos y nuevos procedimientos, y las fuerzas armadas están resguardando el orden público, en la frontera norte y en la Macrozona Sur, no nos debe extrañar que, la oferta electoral considere a ex militares, porque se les supone una mayor experticia en temas de seguridad.
Lo importante es que cuando los militares (r) sean candidatos, no usen en su campaña los distintivos militares, que los caracterizaron cuando estuvieron en servicio activo, porque el artículo 333 del Código de Justicia Militar castiga, con penas de reclusión, el uso indebido de distintivos correspondientes a las fuerzas armadas y a Carabineros, porque a nuestra sociedad le interesa proteger la dignidad militar, el uniforme militar, el prestigio y el carácter no deliberante de nuestras fuerzas armadas y de Carabineros, por razones de seguridad nacional.