19 de abril de 2025 20:12
  • Turistas creen que le corresponde a Molina, pero la comuna vecina se desentiende y solo cambia un contenedor sucio por uno limpio, quedando el resto de la basura desperdigada en el entorno

 

Un basural de grandes dimensiones se ha concentrado en el sector de Puerta de la Vega, donde un contenedor para recibir los desperdicios del vecindario es retirado una vez a la semana por la Municipalidad de Río de Claro.

Especialmente los turistas que se dirigen a Las Siete Tazas y el Parque Inglés, responsabilizan a la Municipalidad de Molina de este descuido, sobre todo de quienes llegan por primera vez a la zona cordillerana.

Sin embargo, el tramo que va desde el Puente Pancho hasta El Radal, que comprende a Puerta de la Vega, corresponde a la vecina comuna de Río de Claro. Y desde El Radal hasta la cordillera la responsabilidad sanitaria es de la Municipalidad de Molina.

Pero como los vecinos de Puerta de la Vega, ven pasar periódicamente el camión municipal de Molina, le piden a este servicio cumplir con el aseo, aunque saben que le corresponde a Río Claro.

La queja también de los residentes de este sector, es que los responsables de retirar la basura, lo que hacen es sacar el contenedor con desechos y colocar uno limpio, pero los operarios no llevan ninguna escoba y pala para retirar los desperdicios los que quedan eternamente en el entorno. Por lo tanto, ahí hay restos de todo tipo, que llevan muchos meses y forman parte del desaseo que daña la imagen de una comuna limpia.

Lo que reclaman los vecinos de este territorio afeado por la basura es que al menos los municipios se relacionen de buena forma para atacar este problema, que se produce por una situación geográfica que está determinada por el curso del Río Claro.

Para los vecinos y menos para los visitantes se trata de un problema en que debe existir un acuerdo entre ambas corporaciones para tratar este tema.

De lo contrario los turistas que pasan por Puerta de la Vega quedan impresionados por el basural, similar al que hay en grandes ciudades como Santiago y Valparaíso, donde la gente bota los desperdicios en cualquiera parte.

 

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