
- Francisco Bartolucci Johnston, académico y abogado
“Uno ve caras, pero no corazones” reza el refrán popular; sin embargo, a veces es posible ver el corazón de las personas, sectores o grupos.
Es lo que ha ocurrido en la tramitación y aprobación de la Reforma Previsional, refrendada por sectores de izquierda y de derecha.
En efecto, quienes han aprobado desde la izquierda lo han hecho con el corazón puesto en continuar a futuro disparando contra el sistema de capitalización individual y las Administradoras de los Fondos de Pensiones (AFP) para algún día estatizar el sistema y lograr que el Estado se apodere de los fondos previsionales de los trabajadores, para otorgar las pensiones que estime conveniente.
“Es este un primer paso”. “Hay que correr cercos”. “Hay que, a futuro, nacionalizar el sistema”, son algunas de las expresiones que, desde el fondo de su corazón, brotan en varios dirigentes de la izquierda y el progresismo chileno.
En la vereda de enfrente, con el corazón en la boca, los sectores de derecha, que han aprobado el proyecto, declaran “Se ha afianzado el sistema de capitalización individual”. “Se ha consolidado la existencia y el funcionamiento del sistema de las AFP”. “Los fondos de los trabajadores quedan asegurados, será imposible, ahora, expropiarlos”.
Más o menos convencidos, señalan que las ideas de la libertad han tenido un importante triunfo.
¿Y hacia el futuro qué? Pues, ambos corazones seguirán enfrentados: unos abogando por una sociedad más “controlada y protegida” por el Estado; los otros, firmes en su ideario de una sociedad más “autónoma y libertaria”.
Es, ha sido y será siempre así. La confrontación entre el estatismo y la libertad no tiene fin.